25 de febrero de 2013

La oración de la iglesia

Esta semana Dios ha traido a mi corazón el pasaje donde Pedro es liberado de la cárcel por un ángel. Este pasaje está en Hechos 12. Lo que Dios me ha estado hablando esta semana no es el hecho de que Pedro haya sido liberado, sino la razón.

Si lo han leído, saben que antes de que Pedro fuera encarcelado Jacobo fue muerto por Herodes y Pedro aprehendido. Después, al enterarse la iglesia de esto, es decir los creyentes, se pusieron a orar. Aparentemente no oraban cada uno en su casa sino que se reunieron y oraban con intensidad. Yo me imagino uno de estos dias en los que estaban orando fuertemente, quizá con lágrimas y de rodillas sin saber que hacer por su querido hermano, rogaban a Dios cumpliera su oración e hiciera un milagro. Ellos nunca se imaginarían que en ese momento Pedro estaba siendo liberado por un ángel como en una visión de la cárcel y el destino que lo esperaba.

Al darse cuenta del milagro del que había sido participe, Pedro fue hacia sus hermanos y una chica llamada Rode, al oírlo de la emoción no le abrió y fue y se los contó a los demás. Y esta, queridos lectores, es la parte que más me impresiona: NO LE CREYERON!

Me da risa porque como creyentes SABEMOS que Dios puede hacer grandes y maravillosos milagros y prodigios, pero humanamente se nos hacen imposibles. A veces influye que escuchamos otras voces en vez de la de Dios. Quiza por ahi murmuraban en la ciudad que lo iban a matar, que nadie sale libre de la cárcel, que era imposible que Herodes lo liberara y quizá estos creyentes aunque confiaban en Dios y creian que un milagro era posible, dejaban que estas voces los confundieran y los atemorizaran.

Asi somos nosotros a veces, ¿no? ¿Cuántas veces no le hemos pedido a Dios cosas con oración, ruegos, súplicas, llantos y en una que otra ocasión hasta berrinchillo por ahi? En mi caso, incontables veces he pedido a Dios cosas pequeñas y grandes a los ojos humanos. Algunas me han sido fáciles de creer y otras soy al mismo tiempo una mezcla de Rode y los creyentes cuando las recibo. Me emociono por recibir la respuesta y a la vez me tacho de loca por creer que algo milagroso me ha pasado.

Me encantó esta historia biblica. La enseñanza es de creer el milagro que hemos recibido ya que es enviado por Dios, asi sea un trabajo, un viaje, dos kilos perdidos, salud, etc. Esta semana Dios me ha recordado que él escucha nuestras oraciones, y que al recibir lo que pedimos no debemos dudar. Te invito a que ores, como dice en Mateo, "creyendo que lo recibirás". Tu petición ya está a la vuelta de la esquina, cuando llegue CREELO!

Dios te bendiga,
con cariño, Marcia.

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